Por: Gerardo Rodríguez Fernández
Cuando en 2018 los cubanos pudieron sentarse desde la tranquilidad de sus hogares a navegar en Internet, quedaban atrás varios años de conectividad irregular casi siempre a la intemperie, bajo la lluvia, el sol y el sereno de las áreas públicas donde por lo general radicaban las zonas wifi habilitadas por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), única proveedora del servicio.
Una mayor comodidad para el acceso a Internet ha redundado, como es lógico, en un aumento de los usuarios, tal y como confirman datos recientes emitidos por el Ministerio de las Comunicaciones: más de 7 millones de cubanos llegan a Internet por diferentes vías; de ellos, 4.2 millones lo hacen a través de datos móviles.
La cifra basta para comprender un fenómeno que ha venido acrecentándose en los últimos meses, sobre todo a raíz de la irrupción de la pandemia de COVID-19 en la realidad nacional: el incremento notable de internautas que emplean las aplicaciones de mensajería instantánea y la disminución, también significativa, de los que usan el correo electrónico.
Si bien durante mucho tiempo el cubano recurrió a apps surgidas del ingenio criollo, como Sijú por ejemplo, lo cierto es que con el despegue de los datos móviles han terminado imponiéndose aplicaciones como WhatsApp, Telegram y Messenger, que son también líderes mundiales en el cambiante escenario de la mensajería instantánea.
Los usuarios cubanos dan fe de su predilección por estas herramientas por encima del correo electrónico, del que tampoco prescinden, sino que reservan para la comunicación más formal, el envío de documentación que algunos califican como “más seria” y las gestiones empresariales de índole oficial.
Entre las ventajas de las apps de mensajería figuran la posibilidad de ver quién está conectado, entablar una conversación en tiempo real, resolver problemas y tomar decisiones en cuestión de segundos en lugar de esperar una respuesta por e-mail que puede tardar días.
Todo ello, sin embargo, se subordina a una variable que es determinante en Cuba: el consumo de datos de cada una de estas apps, que pueden resultar más o menos eficientes en dependencia de si el usuario mantiene los datos móviles activados a tiempo completo o solo por momentos.
Según la web italiana SosTariffe.it, que analizó el consumo de datos por hora de las aplicaciones más utilizadas en el mundo, Telegram es la plataforma que menos datos consume, seguida por WhatsApp; Messenger clasifica —los usuarios cubanos pueden dar fe de ello— como una de las apps que más “megas” gasta. En el contexto cubano, en el que median elevados costos de acceso a Internet, este dato resulta determinante.
No obstante la preeminencia de la comunicación instantánea, el correo electrónico se niega a morir y para ello se reinventa constantemente, adicionando prestaciones y servicios a los que el usuario puede acceder en cuanto abre la bandeja de entrada, ese espacio que, pese a no estar de moda, mantiene viva la ilusión de privacidad de la antigua correspondencia.
Un comentario
Muy cierto, a veces pasan días sin que me llegue un correo electrónico de relevancia a la bandeja de entrada. Sin embargo, por WhatsApp y Telegram el bombardeo es constante. Si la tecnología avanza, uno tiene que avanzar o se queda esperando cartas, fax y telegramas. Gracias por postear contenido de calidad.